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lunes, 4 de octubre de 2010

Las palabras se comprimen, se esconden, se esfuman, se pierden. Caen al vacío de mis pensamientos sin ser dichas, sin haber rozado mis labios, sin formarse en una oración. No llego a pronunciar nada, no quiero hablar de las razones que apagan mi voz. Mi cabeza se enciende y arde, mis palabras mudas mueren allí.

2 comentarios:

Fak dijo...

¿Me dejas? ¿Puedo agitar tu cabeza? Necesito escuchar tus palabras, el mundo lo necesita. Cada palabra tuya no dicha, cada silencio un segundo menos de vida, puesto que todo el universo se estremece sin arte, sin vida.

Anónimo dijo...

Pero bueno... Un abrazo grsnde y no decaigas... Mira resulta que yo he llegado aquí y voy a seguirte. Aquí me quedo.