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miércoles, 19 de octubre de 2011

Insomnio


Dando vueltas en la cama, entre mis múltiples yo. Entre mis ningún yo.
Revuelvo las sábanas de mi conciencia, de mis deseos, de mis no ganas de ser eso, esa con quién me confunden. ¿Quién puede nombrar a una rosa solo por su color? Siento que me ahogan, que me asfixio.
Aplasto los pensamientos con la almohada, intentando aplacar la eterna lucha entre un pasado trágico, tóxico y un futuro precozmente frustrado, vencido.
¡No me miren más! ¡No me griten más! Esas sombras, esas temerosas voces que se esconden detrás de otras voces, detrás de mí insomnio. No quiero ser lo que creen, no quiero creer que lo soy. Dejen que el silencio me aturda, no me endulcen el aire con el veneno de las palabras. No existe para mí, no hay más, ni allá ni acá. No hay más en mí que esta eterna carencia. Esta única necesidad de llorar las letras, de sangrarlas, de escupirlas sin masticar.
No hay más que eso.
Una melodía muda en medio de la noche vacía.