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lunes, 20 de diciembre de 2010


Ríos de llanto, ríos de espanto.
Noches de sangre.
Caminos pedregosos de miedos que florecen.
Son gritos desesperados que me azotan, y yo gritando a la par.
Me veo en el reflejo de un rostro lastimero que ruega piedad.
¿Quién es ese rostro? No me reconozco.
Unos ojos inyectados de frío, de hielo
Desterraron mi vieja mirada inocente.
¿quién invade hoy mi cuerpo
Y lo llena de pensamientos oscuros?
Una par de manos sentenciantes
Ocupan hoy el lugar de viejas caricias aterciopeladas.
Hirientes garras,
Dolorosas palabras,
Sentimientos muertos
Que suspiran silencios.
Una rosa negra echó raíz en el cuerpo que acaricias.

3 comentarios:

Susana M. Manca dijo...

Es, muchas veces el precio por crecer. Lo que muchos llaman "vivir", "avanzar", "Madurar". Aun cuando uno tiene mucho más por perder, y lo sabes. No hay mucho para elegir la verdad, No?

Unknown dijo...

Hola he venido a conocerte...

y bueno me encuentro un poema de dolor.. o de nostalgia..

y yo al menos con el dolor, este del corazón le suelo poner fecha de caducidad y le digo..mira mas de dos dias no vas a estar conmigo.

y a vivir, otros besos, otras bocas, otros amores, nos están esperando con los brazos abiertos..

y la vida es muy breve como para desperdiciarla.

Un besazo

Fernando Vega dijo...

Creo que nos pasa un poco a todos los que escribimos.
Alguien dijo que uno obra no se termina, sino que se abandona. ¡Es cierto!